En la práctica 5 se nos propone un ejercicio para fomentar
el trabajo en equipo. Para ello, hemos tenido que resolver una actividad donde
se presentaban a una serie de personas, lugar de estudio y de trabajo, todo ello
de forma desordenada. El objetivo principal era la formación de un buen equipo, que
lograse trabajar de forma eficaz y lo más rápido posible, es decir, se pedía ordenar
la información correctamente antes que el resto.
En un principio, no se ha establecido una jerarquía, los
roles se han asumido de forma espontánea y sin ningún contratiempo. Una vez
organizado esto, hemos creado una tabla ordenada por persona, lugar de estudio,
centro de trabajo e información adicional. Sin embargo, nos hubiese resultado
más fácil y motivador si se hubiera proporcionado un escrito a cada uno, además
de un formato de tabla con los diferentes ítems. En cambio, un aspecto positivo
a recalcar, es que la información venía desglosada, lo que nos ha ayudado en la
eficiencia del trabajo.
Aunque todos hemos colaborado, ha habido un componente que
se ha inhibido. Aún así eso no sólo depende del interés, también de la
motivación, conocimiento y capacidad de resolución de la actividad. Por ello, el
resto de compañeros deberíamos de haber fomentado más su compromiso y participación.
Tras esta introducción, que hemos realizado entre todo el equipo,
es necesario añadir un análisis personal acerca del comportamiento individual y
de los compañeros.
Comenzando por el resto del grupo, en general el trabajo ha
sido igualitario, porque tanto unos como otros han ido aportando ideas y
soluciones al problema que se planteaba. No han surgido conflictos de ningún
tipo, ya que cada nueva colaboración ayudaba a avanzar un poco más hacia la
meta. Además, no ha sido necesario alzar la voz, puesto que cada persona
hablaba mientras el resto escuchaba.
Como se ha dicho en la introducción en común, hubo un
miembro que se encontró algo cohibido con respecto al resto. Éste, al terminar
la práctica, explicó lo difícil que le resultó seguir el ritmo del resto de
personas, por lo que no hubiera estado de más que se le preguntara, motivara o dialogara
acerca de su reacción.
Hubo otro que se encargó de la escritura del cuadro y
que la mayor parte del tiempo, tomó el rol de jefe, aunque ese puesto en
realidad iba variando a lo largo de la práctica.
Con respecto a mi comportamiento, en principio, cuando se
leyeron en voz alta cada una de las frases que nos proporcionó la profesora, fue
completamente en blanco, primero, porque era mucha información en muy poco
tiempo y segundo, por el agotamiento físico y mental de toda la semana. Aún así,
conseguí centrarme volviendo a leer las frases de manera independiente,
mientras escuchaba las teorías que proponían mis compañeros. Poco a poco fuimos
resolviendo entre todos este “jeroglífico”, pero en todo momento me surgían
infinidad de dudas, no por falta de concentración o atención, sino por el
contenido geográfico que necesitábamos manejar. Sinceramente, es un temario que
no me gusta y que manejo bastante mal.
A pesar de todos los inconvenientes y obstáculos que yo
misma me encontré en este corto camino, intenté dar todo lo que pude de la
manera más rápida y óptima posible.
Para terminar, voy a reflexionar sobre algo que nos comentó
la profesora, en realidad, sobre una cuestión que nos planteó: ¿por qué hemos
sido un grupo y no un equipo?
Para contestar a esta cuestión, primero debemos diferenciar
entre qué es un grupo y qué un equipo.
Un grupo en realidad son un número de personas con características
comunes, definición que comparte con lo que es un equipo. Pero éste cuenta con
una serie de propiedades añadidas:
- Objetivo común, que en nuestro caso es terminar la actividad de forma rápida y correcta.
- Jerarquía móvil, por ejemplo, el rol de jefe que fue variando a la largo de la actividad.
- Idea clara del trabajo que sería saber exactamente qué se pide.
- Metodología común. Misma forma de trabajo y mismos procedimientos.
- Responsabilidad compartida. Todo el mundo trabaja en la misma proporción.
Las tres primeros en principio se han
cumplido tal y como se describen, sin embargo, la metodología común no ha
coincido entre todos los miembros del grupo. Esto se debe, tanto a la falta de comunicación,
como de organización; ambas previas a la elaboración de la actividad. Por tanto,
para solucionar este punto, sería conveniente, antes de ponerse a resolver y
elaborar el trabajo, tener una reunión para establecer la metodología del
trabajo, así como la organización detallada del grupo.
La responsabilidad compartida tampoco
se ha cumplido, ya que en mayor o menor proporción ha habido diferencias en el trabajo realizado individualmente.
Por tanto, para formar un equipo de
trabajo y no un simple grupo, es necesario establecer una buena estructuración,
organización y procedimientos, y así llevar a cabo la tarea de la manera más óptima
posible.
De esta forma, al final de todo ello, lograremos ser como las hormigas cuando pretenden transportar una trozo de comida: pacientes, eficientes y trabajadoras.
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